por Joaquín Tapia Guerra
Cruz Santa dice en su canción 4 ELEMENTOS (se la puede escuchar en youtube):
Cruz Santa dice en su canción 4 ELEMENTOS (se la puede escuchar en youtube):
Me
encanta escribir
por el rap volví a vivir
por el rap voy a morir
y en mi crew yo voy a seguir
hasta el fin
hasta que se me acabe la vida
el hip-hop me ha ayudado en toditas mis
caídas
me ha sacado de callejones sin salida
vida confundida y muy conflictiva
solté toda esa mierda
ahora soy rapero
cambié pistolas y cuchillo por un
lapicero
y me esmero
cuando escribo en el cuaderno
me interno
siento que yo soy eterno
enfermo
sí, pero de la mente
gracias al hip-hop ahora yo soy
diferente
un poquito más gente
y también inteligente
y consciente
de las cosas que yo hago
gracias la rap ya no soy un puto vago
sabes por qué?
porque el rap es mi trabajo
y me rajo
porque escribo todos los días
lo único que llena de alegría mi vida
vacía
mi vida vacía
César González es un poeta y cineasta
argentino, tiene 28 años, seis de esos ha vivido recluso en correccionales y en
la cárcel, durante ese tiempo ha agarrado el hábito de leer vorazmente, ha
fundado una revista (¿Todo piola?) y
ya libre ha bautizado su productora independiente con el mismo nombre. Tiene
tres poemarios publicados, cinco cortos y cinco largos, aunque en su canal de
youtube hay más de 40 videos, entre videoclips, trailers y sus películas
enteras, todos con miles de visitas. En su página web
(camiloblajaquis.blogspot.com), uno puede ver lo bien que escribe tanto en
verso como en prosa, puede encontrar sus películas y sus poemarios, puede
encontrar la sinopsis de su última película (Exomologesis, 2017) escrita en forma de poema, y en el fondo de la
página web, repetido miles de veces, uno de esos cuadros increíbles que hacía Jean-Michel
Basquiat antes de morirse tan joven.
1.
Existe una dimensión política. Pero
esa dimensión no importa; la más idónea respuesta a una opresión tiene que ser
siempre una de indiferencia, tipo: tu envidia es mi bendición. Así y todo,
cualquier victoria en ese campo es emocionante. Corte Rancho (2014) es una serie documental sobre personas de
distintas villas de Buenos Aires, hecha por villeros, y se ha transmitido en la
tele argentina. Esa es una victoria conseguida en ese campo y en esa dimensión.
Vemos en la tele, sin mediaciones oenegeras, una pregunta: ¨¿Qué es el
pensamiento villero?¨ ¿Tal vez sea algo parecido a lo que dice en el rap que
arriba cito?: ¨Vestirse de rapero no es sencillo; la gente pues te mira, piensa
que usas cuchillo.¨
2.
Existe una potencia. Cuando,
digamos, vemos películas que no son mega producciones pero ya están harto
preocupadas por sus valores de producción, por tener una recepción que no
levante ninguna sospecha, ¿qué hace que uno las sienta tan insípidas? Una
respuesta podría estar en el tercer capítulo de Corte Rancho, cuando una chica dice: ¨me parece que a veces los
periodistas como que sólo se toman el trabajo de ver una foto y no todo el
video, todo el proceso de donde pasa y porqué pasa.¨ A veces los cineastas también.
Y más que todo pareciera que prepondera la explicación de que tal actitud sale
de la discriminación. No es así. Sale de la flojera, la discriminación sale de
la flojera, porque es más fácil sacar unas postales lastimeras y consagrarse
como un gran cronista de las marginalidades, pero no lo es tanto hacer el
trabajo de conocer y de continuar, de ser constante, antes y después de la
película, a veces para ninguna fama, ni siquiera póstuma. ¨Está a la moda
hacerse tumbero¨, dice una niña en el segundo capítulo de la serie, y es
verdad: más que una preocupación por de veras comunicarnos o por construir
representaciones cuando menos justas, hoy el cine que se acerca a las
marginalidades es casi siempre el síntoma de una moda. ¿Cuál potencia,
entonces?
3.
La potencia de una apropiación. Todo
lo bueno que ha traído el paso de lo fotoquímico a lo digital. Este cine, el de
César González, se puede hacer y toma una cierta forma gracias a la apropiación
del digital. El poder estar ahí, en tiempo real, en el frente, en interacción
activa con un mundo, no sólo en la dimensión intelectual (¿política?) sino
también, dice González, en la del cuerpo. Esa cercanía le da otro peso a sus
preguntas (¨¿qué es el pensamiento villero?¨, ¨¿qué son los berretines?¨) y a
lo que dicen las personas que filma (¨el internet me cambió la vida¨, ¨y yo
canto la verdad¨).
4.
Ahora bien, esta apropiación también
pasa por una decisión formal muy contraria a la de los cineastas festivaleros: hay,
en estos últimos, un miedo a las formas entendidas públicamente como
comerciales. E incluso cuando no es asumida de manera tan consciente como en
González, esta otra alternativa continúa demostrando su potencia (pienso en las
películas de acción de Wakaliwood en Uganda, en las de Gróver Quisbert en El
Alto). ¿La canonización en ciernes de una cultura popular y marginal? Por
suerte no: una apropiación de las formas que, en este tiempo del digital, se
pinta increíble y dios sólo sabe cómo más va a ser.